La historia de Bally empieza con un gesto romántico. En 1850, mientras se encontraba en París para un viaje de negocios, el fabricante suizo Carl Franz Bally se acordó, justo en el último momento, que su mujer le había pedido que le trajera un par de botas de moda, pero él se había olvidado completamente del número que debía llevarle. Se sorprendió al ver las existencias del almacén de una fábrica de zapatos y botas y se preguntó si sería posible implantar una producción parecida en Suiza. Decidió comprar la serie completa de números disponibles y Frau Bally se quedó especialmente entusiasmada con dos pares de botas de su número. El resto fue vendido por Carl Franz en la tienda de su fábrica, donde se agotó todo rápidamente. En torno a 1870, Bally, que ya se había confirmado como uno de los fabricantes más importantes de botas de lujo de Europa, abrió un nuevo camino al introducir sus elegantes zapatos en el mercado internacional. Siguiendo la estela del éxito obtenido con la exportación de sus productos a Sudamérica, y gracias al incremento de las ventas, Carl Franz Bally decidió abrir algunas tiendas independientes, Montevideo y Buenos Aires siguieron a la apertura de la primera tienda Bally en Ginebra en 1870. La entrada, diez años después, en el mercado británico (y en el del imperio colonial), marcó el comienzo de una época importante para el calzado de la marca Bally. Siguiendo esta dirección, posteriormente, en los años 80, Bally se convirtió en una de las primeras marcas de lujo con la exportación de sus propios productos a la República Popular China.A comienzos del siglo XX, Bally ya era considerada como una de las principales empresas a nivel mundial. En 1927 se inauguró el laboratorio Bally con el objetivo de garantizar la continuidad de la investigación y del desarrollo en todos los sectores del procesamiento del cuero.Con el paso del tiempo se amplió posteriormente la gama de productos de la marca. La oferta de calzado abarcó desde las líneas más técnicas, con la fabricación de botas de esquí para los deportistas olímpicos suizos y de las botas de alpinismo que utilizaron Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay en la cima del Everest, hasta productos de moda que se caracterizaban por la inconfundible raya Bally inspirada en la bandera suiza, reproducida por primera vez en 1939. En 1976, Bally lanzó una línea de ropa prêt-à-porter y de accesorios.Los bolsos Bally, que se caracterizan por un diseño original y por la incorporación de detalles símbolo de la marca, son hoy accesorios de lujo reconocibles de inmediato gracias a su marcada personalidad.Desde el siglo pasado, Bally empezó a establecer una estrecha relación emocional con artistas, diseñadores y arquitectos vanguardistas, y colaboró con algunas de las mentes más creativas.Hoy, Bally es una empresa que se caracteriza por su exhaustivo legado y su gran capacidad de innovación. Es una marca urbana en su sentido más amplio: de hecho, Bally es una marca deseada tanto por mujeres amantes de la moda con un carácter independiente, como por hombres de negocios y artistas hip-hop. El espíritu de la marca se inspira en aquel momento divertido en el que Carl Franz Bally decide llevarle a su mujer una docena de pares de botas, con la esperanza de que al menos uno le fuera bien. Un momento que combina lujo e ironía.
Leer más Leer menosEn mayo de 2018, Bally firmó un acuerdo de licencia mundial con Marcolin Group para el diseño, la producción y la distribución de gafas de sol y monturas ópticas, disponibles en el mercado a partir de 2019: una colección que combina armoniosamente la maestría artesanal y la innovación, la funcionalidad y la elegancia, la atención por los detalles y la experimentación.
Para la nueva temporada, Bally recupera ideas de diseño atemporal y, a la vez, desafía los límites gracias a una artesanía inteligente que transforma el armario actual. Inspirada en los orígenes suizos de la marca y en su legado vanguardista, con referencias a la arquitectura y al diseño gráfico, la nueva colección Bally ofrece una amplia variedad de nuevas gafas de temporada para complacer a los clientes que buscan las formas más novedosas, así como las clásicas de toda la vida, pero con un acabado distintivo.Los icónicos detalles de la marca rinden homenaje al legado alpino, como el motivo Bally Grip, que apareció por primera vez en las suelas de las botas de montaña técnicas, y que es sutilmente reinterpretado en la colección de gafas de sol a través de los pins delanteros y las varillas. Los detalles Bally Stripe y B-Chain inspirados en los archivos de la marca, modernizan más si cabe la línea y vinculan las gafas con la colección de temporada más amplia, incorporándose en modelos de metal y de acetato en color.Los modelos son diseñados teniendo en mente a un consumidor internacional y se presentan en diseños universales Smart Fit y Asian Fit.La colección se encuentra disponible en tiendas Bally de todo el mundo, en Bally.com y a través de los socios distribuidores de Marcolin.
Elementos icónicos con un diseño sofisticado para expresar una personalidad fruto de la elegancia
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